El maíz es la clave para muchas explotaciones de cultivos extensivos, pero tiene que afrontar en los próximos años una revisión intensa del modelo de producción para ganar eficiencia y sostenibilidad, que ayuden a mejorar su rentabilidad y cumplir con las exigencias derivadas de la nueva PAC y de las normas ambientales sobre uso del agua y la gestión del suelo.